Hace unos días rememoré en estas
mismas páginas la reiterativa contestación que un compañero mío del servicio
militar le daba al sargento, cada vez que éste le recriminaba por no saber
llevar el paso en la formación. Indefectiblemente se justificaba de su carencia
de ritmo contestándole: “Si es que me han dado las botas mal hechas, mi
sargento”. Y se quedaba tan ancho, pues lo decía totalmente en serio,
haciéndole al sargento hasta cierta gracia la simpleza del recluta panoli…
Justificaba yo en mi artículo
cómo el motivo de traer a colación aquella lejana anécdota era escucharla
últimamente con harta frecuencia por todo argumento justificativo a los
defensores de la – en mi opinión – equivocada estrategia que ha estado siguiendo
el Partido Socialista en la prolongada campaña electoral, con aquello de “Tenemos
todos los medios de difusión en contra”. De igual modo que mi compañero de la
“mili” argüía el defecto de fabricación de sus botas como única razón a su
desacompasado ritmo de desfile, es ésta la manida frase recibida como continua
respuesta por quienes hemos venido sugiriendo un mínimo análisis de las causas
que nos han llevado a algo tan objetivo como nuestro continuo descenso de
apoyos electorales. Los palmeros ferracinos continúan sin intentar analizar los
motivos por los cuales aquellos legendarios 202 escaños de octubre de 1982 han
ido descendiendo regularmente hasta los 90 de hace seis meses, que avisaban ya
de una triste y previsible continuidad, como han dejado constatado los más de
cien mil votos y cinco escaños perdidos en los celebrados el pasado domingo. La
machacona capa de “los medios de difusión en contra” continúa bloqueando toda
responsabilidad interna en relación con los pésimos resultados obtenidos el 26
de junio. Pues, todavía hay quienes se aferran a tal circunstancia, para
insistir en “echar la culpa al encintado”, culpando del dictado de las urnas a “todos
los negocios de la comunicación, a las empresas demoscópicas, y a los
tertulianos y opinadores”, sin caer ni siquiera en la cuenta de que algunos de
estos últimos son preclaros militantes socialistas, incluso con cargos de
responsabilidad en la organización.