Siempre pagamos los mismos es un libro del meteorólogo castellonense Paco
Pastor donde niega su responsabilidad en la crisis y niega haber vivido por
encima de sus posibilidades, como nos achacan los políticos del PP a los
ciudadanos.
Aún siendo un
libro básico en sus concepciones y sus enunciados, no es un libro demagógico.
Es una obra simple, que no simplista. Es un libro lleno de
prudencia, de madura ciudadanía, de compromiso político de base.
Sobre todo
ello nos da sencillas explicaciones llenas de sensatez que contrarrestan la
machacona propaganda oficial, que a costa de repetirnos manipuladores mensajes,
llega a hacernos comulgar con ruedas de molino. Y nunca mejor traída la
comparación porque parecería que esas ruedas han sido atadas a nuestro cuello y
están destinadas a arrastrarnos bajo el mar, al proceloso mar de la crisis, que
parecería no tener responsables. Es como dice Paco Pastor, la hora
de los ciudadanos, la hora de las personas y el momento de despertar.
Entre otras cosas
nos dice Paco Pastor:
“Lo que no
podemos hacer es desentendernos, no podemos ampararnos en la indiferencia, no
podemos aceptar que nos culpen por sus errores. La política no puede darnos
igual, por muy iguales que nos parezcan todos los políticos, aunque creamos que
unos y otros gobernarán sin tenernos en cuenta o incluso contra nuestros
intereses.
Lo que hacen
los políticos nos afecta cada día, aunque a nosotros no nos importen ellos.
Aunque no sepamos siguiera su nombre ni conozcamos sus caras, sus decisiones
influyen en nuestra vida, en nuestra salud, en nuestra educación y en nuestras
posibilidades de progreso.
No podemos
acomodarnos. Debemos defender nuestros derechos. La indiferencia y la apatía no
son la solución de nada, más bien son un regalo para ellos, para los políticos
y sus jefes.
No podemos
dejar nuestra vida ni nuestro mundo en sus manos. Son nuestros y debemos
defenderlos por nosotros, por nuestros hijos y por los que están a nuestro
alrededor. Hemos llegado a un punto en el que sólo nos queda cambiar el
sistema, reorganizar nuestras prioridades y cambiar el mundo. Si queremos que
algo cambie, primero tendremos que cambiar nosotros y más vale pronto que
tarde. Ahora, de verdad, es nuestra hora. La hora de las personas.”
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