
Bienaventurado aquel
que disfruta del suave otoño del sur. Caminar las cuestas del Albaicín, donde
algunos leales cayeron defendiéndonos a todos. Allí enfrente, la Alhambra y, más atrás,
impresionante, Sierra Nevada. ¡Quién pudiera estar en Granada!.
Pasear por la orilla
del Darro y olvidarme de esta mierda de país siempre en manos de curas y
nacionales. Quien más tiene, más puede y, encima, hay que tenerles lástima
¡Pobres ricos!, cómo sufren, y cuánto les cuesta, solidarizarse con los
marginados.
Dónde has ido España,
qué va a ser de ti y, peor, qué va a ser de nosotros. Lástima de socialismo
perdido, olvidado y hundido. Yo no sé qué patria será la vuestra. Decía Mas, en
el debate, que la patria es un sentimiento personal, algo que va dentro de cada
uno y que depende de su albedrío (holgó decir que, a partir de la aprobación de
su estatut, la patria de los catalanes será una marca del amo que los
individuos llevarán en la frente, igual que las bestias para no ser
ciudadanos). Decía, pues, el honorable Artur que es "algo que se lleva
dentro". Afortunadamente para mí, yo no llevo ese lastre. Yo camino
ligero, con la levedad del pensamiento, por las empinadas cuestas del Albaicín.
¡Ah!, me olvidaba,
marginados de qué; si el rico lo es, es porque trabajó y arriesgó su capital,
mientras el pobre, que siempre fue un vago y un inútil, sólo se le ocurrió
morirse de hambre o irse de su pueblo para enajenar su trabajo en alguna nación
histórica.
La grandeza de los
territorios sagrados de la patria son el espejo de la mucha sangre, limpia y
noble, que corre por las entrañas de sus tierras. Es el justo resultado de la
voluntad divina que, lógicamente, eligió esos lugares y no otros, esas gentes y
no otras. Es de cajón, Dios, siendo perfecto, nos hizo a nosotros a su imagen y
semejanza, y a los otros los hizo mal a conciencia.
Euskadi, Navarra y
Cataluña no le deben nada a nadie. Dentro de poco, tampoco Madrid ni Baleares
deberán nada a ese populacho vago y gritón. Galicia, al ser pobre, es menos
histórica y se tendrá que joder, no podrán tener concierto, ni cupo. Como yo,
que no puedo ser socio del real club marítimo de Santander, por pichicoma y
mindungui. Y algo diferente ya soy, por lo menos, bastante raro (eso dice mi
mujer). Pero lo que no soy es "de Santander de toda la vida". Y,
aunque, no me quejo, tampoco soy Botín.
Botín sí que podría
reclamar al PSOE un estatut, o un plan Ibarretxe o la consideración de nación
(los Botines vienen de antes de Viriato y si no, compran el Archivo Histórico
Nacional y le reescriben).
Y qué decir de los
nuevos defensores de la
Revolución Francesa. ¡No se les caerá la cara de vergüenza!
Un partido heredero de lo más rancio, meapilas, criminal y, en definitiva,
antiliberal del pensamiento y la praxis de esta sociedad que, si por ellos
hubiera sido, no fuera ni sociedad, sino tribu o mejor rebaño. Tan pronto han
olvidado la última carnicería que organizaron y dispusieron en su amada patria.
La sistemática eliminación de cualquier tipo de vida biológica, intelectual o
moral que buscase tremolamente el camino de la libertad o de la igualdad o de
la solidaridad. ¡Con qué gente vamos a la mar! ¿Tan bajo hemos caído?
Salud siempre,
compañeros.
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